viernes, 3 de julio de 2009

Ovejas y Cabritos Abre tus Ojos

Ovejas y Cabritos, busca mediante este sencillo personaje difundir un mensaje importante a todo aquel que lo vea. Es necesario dejar de lado las distracciones y cortinas de humo en la que nos vemos envueltos y percibir la realidad como realmente es.

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Gurdjieff: en busca del ser real

Al poco que nos observemos un rato, nos damos cuenta que la enorme fragilidad e irrealidad de ese ser que llamamos “yo”, parece curioso que la gente crea que al morir abandonará la tierra cargando con esos millones de fantasmas que nos han rodeado y dirigido a lo largo de la vida.
Cuantas veces nos planteamos por qué se dejan de cumplir las promesas; o por qué se cambia de decisiones que parecían inalterables; por qué….. por qué…. Veamos nuevamente la respuesta de Gurdjieff: “El hombre no tiene un yo permanente e inmutable. Cada pensamiento, cada humor, cada deseo, cada sensación dice YO. Y cada vez, parece tenerse por seguro que este “yo” pertenece al todo del hombre, al hombre entero, y que un pensamiento, un deseo, una aversión, son la expresión de ese TODO. Cada pensamiento del hombre, cada uno de sus deseos se manifiesta y vive de una manera independiente de su Todo. Y el Todo del hombre no se expresa jamás, por la simple razón de que no existe como tal, salvo físicamente como una cosa, y abstractamente como un concepto. El hombre no tiene un “yo” individual. En su lugar hay centenares y millares de pequeños “yoes” separados, que la mayoría de las veces se ignoran, no mantienen ninguna relación, o por lo contrario, son hostiles unos con otros, exclusivos e incompatibles. A cada minuto, a cada momento era un pensamiento, ahora es un deseo, luego de una sensación, después otro pensamiento, y así sucesivamente sin fin. El hombre es una pluralidad. Su nombre es legión. El alternarse de los “yoes”, sus luchas por la supremacía, visibles a cada instante son comandadas por las influencias exteriores accidentales. El calor, el sol, el buen tiempo, llaman inmediatamente a todo un grupo de “yoes”. El frío, la neblina, la lluvia llaman a otro grupo de “yoes”, a otras asociaciones, a otros sentimientos, otras acciones. No hay nada dentro del hombre que sea capaz de controlar los cambios de los yoes, principalmente porque el hombre no los nota; o no tiene ninguna idea de ellos, vive siempre en su último “yo”. Algunos naturalmente son más fuertes que otros; pero no por su propia fuerza consciente. Han sido creados por la fuerza de los accidentes, o por excitaciones mecánicas externas. La educación, la imitación, la lectura, el hipnotismo de la religión, de las castas y de las tradiciones, o la seducción de los últimos “slogans”, dan nacimiento, en la personalidad del hombre, a “yoes” muy fuertes que dominan series enteras de otros “yoes” más débiles. El hombre no tiene individualidad. No tiene un gran Yo único. El hombre está dividido en una multitud de pequeños “yoes”.

Pero cada uno de ellos es capaz de llamarse a sí mismo con el nombre del Todo, de actuar en el nombre del Todo, de hacer promesas, de tomar decisiones, de estar de acuerdo o de no estar de acuerdo con el otro “yo”, o el Todo, tendría que hacer. Esto explica por qué la gente toma decisiones tan a menudo y tan raramente las cumple. Un hombre decide levantarse temprano, comenzando a partir del día siguiente. Un “yo” o un grupo de “yoes” toma esa decisión. Pero levantarse es problema de otro “yo” que no está de acuerdo en absoluto, y que quizás ni siquiera ha sido puesto al corriente.

Naturalmente, a la mañana siguiente el hombre seguirá durmiendo, y por la noche decidirá nuevamente levantarse temprano. Esto puede traer consecuencias muy desagradables. Un pequeño “yo” accidental puede hacerse una promesa, no a sí mismo, sino a alguna persona en un momento dado, simplemente por vanidad, o por divertirse. Luego desaparece. Pero el hombre, es decir el conjunto de los otros “yoes” que son completamente inocentes tendrá que pagar quizá por toda su vida esta gracia. La tragedia del ser humano es que cualquier pequeño “yo” tiene el poder de firmar contratos, y que luego sea el hombre, es decir el Todo, quien debe enfrentarlos. Así, pasan vidas enteras, cancelando deudas contraídas por “yoes accidentales”.

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Michael Cremo - Arqueología Prohíbida - La Historia Oculta de la Raza Humana

Este video recoge varias entrevistas televisadas de Michael Cremo en su gira de presentación de su libro "Arqueología Prohíbida - La Historia Oculta de la Raza Humana"














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